"Los hombres no lloran",
ni una `lágrima de alegría debe reflejar la debilidad,
y como torre de castillo alzarse por los demás
con afán de conquistador que no sabe de temor.
Y Roque era de los mismos
como su padre le había deseado ver,
hasta su muerte en un cajón sonriente
como queriendo su imagen vender.
Y Roque no lloraba, ni con el dolor de un punzante en la piel
y no exclamaba, mas bien se comportaba
con tal el estirpe galán de cuentos de antaño,
que le susurraba su madre por orden paternal,
hace años, hace tiempo.
De los recónditos recuerdos
en esos periodos en que llorar es un estilo de niño de teta
y por tanto justificable,
donde Roque fue siempre tan estable,
hasta momificar su rostro de reaccion alguna.
Su sonrisa ayuna, de felicidad,
su tristeza reclama por esa austeridad.
De la fuerza y la ineptitud,
la crianza le estampó esa actitud
de Don Macho, heroe de viriles historias
hoy no llora, no reclama (por fuera)
mas dentro de sí,
el dolor es incontenible y busca su escape
no quiero esta allí, para cuando desborde y nos alcanze
no quiero saber lo que ocurra, cuando el empuñe el fusil,
no quiero ver la reseña del matutino
cuando lo divise a él.
Macho de andanzas
que mata la crianza en balas de lagrimas y exclamaciones
macho de homofobia, al sensibilismo maculino
no discrimina, mas bien no entiende,
y todo lo resuelve
con pólvora y gatillo
por no haber sido nunca un niño.
1 comentarios:
me suena a match point
un beso
aioz
claudia
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