Como un misero pedazo de pan añejo
me arrodille a pedirlo de sus manos,
me encogí de hombros esperando verlo en las mias
y me arrastre, como vientre en pedregoso suelo,
y no obtuve ni la pizca de una migaja enegrecida.
Agaché cabeza y el sol quemó mi nuca
como perro en obediencia a su amo,
y tu no tomaste de mí,
lo que mis respiros soltaron,
solo se fueron subiendo por los aires
y la atmosfera lo absorbió.
Que mas pude dar!,
si todo se quedó, entre tierra y subsuelo
y ni siquiera te molestó,
entre sonrisas y un te quiero,
todo se volvió absurdo y carcomido,
molido, sin sonido,
pecado de austeridad.
Cuando se pierde duele y se busca la veganza
viles emociones que refiegen en su tardanza,
y no hay mas vista en soluciones optimas,
solo en calmar ese ardor de heridas
haciendo traspasar la quemada piel a quien la prendió.
Pero mas vale aceptar que no en todo hay equilibrio
y se pierde en ocasiones, con carga fuerte de emociones
y aceptarlo calma las sensaciones en paso lento
pero deja el alma protegida a hierro cubierto
y la mente en tranquilidad para ser mejor que el tiempo,
ese tiempo que comenzo bello y termino podrido
ahora solo es un camino tapizado de aprendizaje
que fortalece el corazon, y elimina lo salvaje.
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